Max Aub y Viver de las Aguas


“La poco agua está hecha para correr con el olor de la tierra. El agua quieta da miedo. ¡Acequia viva de Viver, desenróllate que te coge, que te alcanza el remanso!, ¡que te come viva!,¡menea y remenea tus ovas y tus líquenes como si fuera tu propia cola!

"Campo de almendros"

Max Aub

 

    Max Aub pasa en Viver el verano de 1935, de junio a septiembre, como se veraneaba antes. El verano del 36 no vienen a Viver porque Perpétua Barjau, mujer de Max, estaba embarazada. Dio a luz a Carmen, su tercera hija a finales de julio. Con  anterioridad al verano del 35 veraneaban el Las Arenas en Valencia. La enfermedad pulmonar de su hija Elena es la razón por la que los médicos aconsejan a Max un clima más seco y una mayor altitud. En un principio  eligen el balneario “El Paraíso” de Manzanera, pero no tardan en cambiar su destino vacacional por Viver. Las razones para el cambio parecen claras. En 1914 cuando estalla la primera guerra mundial, la familia Aub-Mohrenwitz, de origen judío, emigran a Valencia y fijan allí su residencia. Se matricula en el instituto Luis Vives, único laico de Valencia, donde conoce y comparte estudios con José Gaos, Genaro Lahuerta, Fernando Dicenta, Manuel Zapater…Con todos ellos mantiene una profunda amistad a lo largo de toda su vida. También en el exilio. Es precisamente la amistad con Manuel Zapater, registrador de la propiedad de Viver en los años anteriores y posteriores a la guerra civil, la razón por la que cambia sus vacaciones en Manzanera por Viver. Comparten la casa vacacional en la calle Serrallo, Max y su familia la planta baja y Manuel Zapater la primera planta con jardín. Muy cerca de este lugar se encontraba la casona  que la familia Dicenta poseen:  El chalet de “Los Martínez”. En este chalet los hermanos Dicenta, Fernando y Rafael, pasan sus veranos y es en este chalet dende las familias Aub, Dicenta y Zapater pasan la mayor parte del tiempo.

     No podían imaginar en ese momento lo que un año después iba a cambiar sus vidas, la guerra rompería todas aquellas cosas que se veían normales. Max Aub haría eterno a Viver por ser el comienzo, primer capítulo de Campo Cerrado, y el final del Laberinto mágico, la serie de 6 novelas que mejor refleja la crueldad y la sinrazón de una guerra incivil y despiadada.

    En el año 2000, el Ayuntamiento de Viver declara a Max Aub hijo adoptivo de Viver a título póstumo en un acto que contó con la presencia de sus hijas que inauguraron una calle que lleva su nombre.

    Desde entonces muchos han sido los eventos en los que la figura de Max ha sido el centro de los mismos como:

Teatralización de “Viver de las aguas” de Max Aub en la casa de cultura.

Creación de la ruta literaria “El Viver que conoció Max Aub”.

Jornadas “A propósito de l’Espoir”. La aviación en Viver durante la guerra civil.