Los Ojos del Prao

C. San Miguel Viver CS

Como llegar

Los Ojos del Prao es uno de los rincones más curiosos de la localidad, llamado así por los 5 ojos o lumbreras que conforman el manantial, llamado en antiguo también “Fuente de las Lumbreras".

Situado en la partida del Prao, se trata del segundo surgimiento de aguas subterráneas o segundo manantial más importante de toda la población de Viver, después del Manantial de San Miguel, ofreciendo un caudal estable de unos 160 litros por segundo -que variará en función de las lluvias o del periodo anual

 



En el Catálogo de Fuentes y Manantiales del Patrimonio de Viver, elaborado por el Grupo de Catalogación del Patrimonio de Viver en 2016, se describe este enclave como “un manantial muy peculiar, de aguas subterráneas que afloran al exterior en forma de agujeros”. En los últimos años ha sido objeto de diversas actuaciones de acondicionamiento, la más reciente en 2016, que permiten hoy disfrutar de un entorno accesible y bien integrado en el paisaje.

El acceso al manantial más occidental es sencillo, y existe otro punto acondicionado desde el que se puede observar el fenómeno con seguridad y comodidad.

El paraje se sitúa en una zona llana del valle del barranco Hurón, formada por rocas tobáceas o toscas que contribuyen a la singularidad del terreno. Muy cerca nacen también los manantiales del Hochino y la Franqueza, probablemente conectados entre sí, mientras que aguas abajo se encuentra el manantial de Aliaga. Algo más alejados, aunque dentro de la misma red natural, aparecen los manantiales del Cristo y de la Tejería, junto a otros pequeños puntos donde el agua brota de forma ocasional.

La naturaleza porosa del suelo y la planicie del valle favorecen esta abundancia y dispersión de surgencias, que convierten el entorno en un rincón de gran interés natural y patrimonial dentro del término de Viver.



”…Más abundante es aún la fuente de los Ojos, llamada así por los cuatro agujeros de 14 á 20 pies de profundidad, que se hallan en un dilatado prado casi seco en su superficie, que dista menos de una hora hacia el norte de la población. Mirando por dicho Ojos se ve correr con violencia un riachuelo, cuyo canal ó mina subterránea labró naturaleza sin ayuda de los hombres.” Botánico Cavanilles, 1785.